La función del número en la Biblia
La comprensión de la función
del número en la Biblia es tan
importante como la investigación por conocer su significado.
Para nosotros los números tienen un significado muy
distinto a los números que leemos en la Biblia. En la Biblia los números tienen tres significados
distintos: cantidad, simbolismo y mensaje:
- LA CANTIDAD
Es un significado parecido al nuestro. Por ejemplo
veamos: 1Rey 18, 1 2Rey 22,1 1 Rey 4, 7 Jn
11,18 .Estos números no son simbólicos ni encierran ningún mensaje oculto.
Simple y llanamente se refieren a la cantidad de años, personas o distancia
mencionadas en el texto.
En este significado no hay lugar para la confusión: lo
que el número dice es lo que quería decir el autor.
- EL SIMBOLISMO
Un número simbólico es aquel que no indica una
cantidad, sino que expresa una idea, un mensaje distinto de él, que lo supera y
lo desborda.
No siempre es posible saber por qué tal número
significa "tal" cosa. La asociación entre ambas realidades a veces es
desconocida. Para nosotros los occidentales esto es difícil de entender, pero
los semitas los usaban con toda naturalidad para transmitir ideas, mensajes o
claves.
La Biblia no explica nunca qué simboliza cada número,
pero los estudiosos han llegado a averiguar algunos de sus simbolismos y han
podido aclarar muchos episodios bíblicos.
No todos los números en la Biblia son simbólicos, ante
cada cifra tenemos que preguntarnos ¿esta cifra indica cantidad o encierra un
mensaje?
- EL MENSAJE (sentido gemátrico).
En las lenguas hebrea y griega las letras tienen un
valor numérico. Así el 1 sería la A, el 2 la B, etc.
El número obtenido con la combinación de letras se
llama gemátrico. En cada cifra podía haber escondida una palabra. La Biblia
trae varios ejemplos de estos números gemátricos.
Por ejemplo: Cuando salieron los israelitas de Egipto
dicen que salieron 603.550 hombres, sin contar mujeres y niños, pero si
sustituimos las letras de la frase "todos los hijos de Israel" (en
hebreo: rs kl bny ysr´l) por sus correspondientes valores numéricos da
precisamente 603.550, con lo cual lo que están diciendo es que salieron
"todos los hijos de Israel".
Mt 1,17 divide a los antepasados de Jesús en tres
series de 14 generaciones cada una. Pero esto es imposible. Mateo sólo pone
tres nombres para cubrir los 430 años de esclavitud en Egipto. Lo que ocurrió
fue que cogieron el nombre de David (D=4+V=6+D=4=14) Y como se esperaba que el
Mesías fuera descendiente de David, el evangelista quiso decir que Jesús es el
"triple David", el Mesías total, verdadero descendiente de David.
Cuando desciframos,
aplicamos la numeración adicionando al misterio maravilloso del
escudriñamiento de la Escritura. Pero, adviertimos, la Palabra escrita no puede separarse de la Palabra
viva. Al compenetrarnos en las cosas
que Dios se ha complacido revelar, el lector no podrá ni siquiera comenzar a
entender su profundo significado espiritual si no tiene una unión viva y vital
con el Hijo de Dios. Sin tener evidencia de haber nacido de nuevo (y mediante
ese nuevo nacimiento, recibido la Unción que le enseña todas las cosas), de
poco le aprovechará el presente estudio.
Disuadimos, pues, a quien anda en busca fórmulas cabalísticas para descifrar
eventos circunstanciales del futuro y que, por curiosidad morbosa, desea averiguar cosas que pueden o no ocurrir
o haber ocurrido, sin que lo guíe el único propósito de que la Palabra sea glorificada, porque la
función del número en la Biblia, aunque exhibe patrones recurrentes que de
ninguna manera pueden ser resultado del azar, no revela ningún mensaje secreto
codificado que no esté claramente aunciado en la Escritura misma.
La comprensión diáfana de la numeración
bíblica resulta de inestimable ayuda en la exaltación de Dios, a causa del
impacto que produce descubrir una filigrana tan exacta entrelazada en el Texto
Sagrado. Mientras éste exhibe la belleza
de la santidad de Dios, aquella permite percibir la grandeza de su Autor Exacto.
El sonido
El sonido es la impresión producida en el
oído por las vibraciones del aire. El tono
de la nota musical es más alta o más baja según la rapidez o lentitud de estas
vibraciones. Cuando son demasiado lentas, o no suficientemente regulares y
continuas como para hacer un sonido musical, lo llamamos ruido.
El número de vibraciones por segundo
para cada nota musical es:
Do
Re Mi Fa
Sol La Si
Do
264 297
330 352 396
440 495 528
En estas siete notas (la última siendo repetición
de la primera) el número de vibraciones de todas
las notas y la diferencia entre cada
una de ellas es múltiple de 11:
Vibraciones Múltiple Diferencia Múltiple
264 24 x 11 -
-
297 27 x 11 33 3 x 11
330 30 x 11 33 3 x 11
352 32 x 11 22 2 x 11
396 36 x 11 44 4 x 11
440 40 x 11 44 4 x 11
495 45 x 11 55 5 x 11
528 48 x 11 33 3 x 11
El oído humano puede captar estas
vibraciones hacia el cerebro sólo bajo ciertos límites. Cada oído tiene en sí
mismo una especie de diminuto órgano o pequeña arpa contentiva de unas once mil cuerdas (órgano de Corti).
Cuando se produce un sonido, la cuerda
correspondiente en esta pequeña arpa vibra en simpatía y envía la impresión al
cerebro para que éste lo clasifique y le dé sentido de razón y emoción.
El color
Así como el sonido es causado por las
vibraciones del aire , un escalón más
nos lleva al color, el cual es
causado por las vibraciones de la luz
. Existe una relación entre los dos, de manera tal, que cada color particular
corresponde a una nota particular de la escala musical. Hay entonces siete colores que responden a sonidos a siete musicales y son hallados que los
sonidos que armonizan entre sí,
corresponden con colores que armonizan entre sí. En tanto que la discordancia
en los colores corresponde con la disonancia musical.
El siete
(tanto en la música como en el color) está dividido en tres y cuatro. Tres
son los colores primarios y cuatro los secundarios (de los cuales todos los
otros proceden), contestando a los tres sonidos primarios (llamado tricordio) y
a los cuatro sonidos secundarios.
El tema es en verdad de difícil comprensión, y no lo trataremos ahora en profundidad, pero se ha dicho lo suficiente para
mostrar que en las obras de Dios todo es perfecta armonía, orden y simetría,
tanto en designio como en número; y que uno corresponde al otro de una forma
real y maravillosa.
Cuando oímos la música; cuando vemos
el color, entendemos cuán maravillosa verdad descansa tras las palabras
“El que hizo el oído...
El
que formó el ojo...” (Sal.94.9)
La gran pregunta ahora es: ¿Hallaremos
el mismo fenómeno en la más grande obra de Dios, esto es, en Su Palabra? Porque
si allí hallamos la correspondiente perfección en diseño, designio propósito,
entonces a través de Ella podremos percibir a su mismo misterioso e invisible Autógrafo y junto con las estrellas del
cielo podremos exclamar: “La
mano que nos formó es divina”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario