jueves, 2 de abril de 2015

La función del número en la Biblia

 La función del número en la Biblia





 La comprensión de la función del número en la Biblia es tan importante como la        investigación por conocer su significado.


Para nosotros los números tienen un significado muy distinto a los números que leemos en la Biblia. En la Biblia los números tienen tres significados distintos: cantidad, simbolismo y mensaje:

- LA CANTIDAD
Es un significado parecido al nuestro. Por ejemplo veamos: 1Rey 18, 1 2Rey 22,1 1 Rey 4, 7  Jn 11,18 .Estos números no son simbólicos ni encierran ningún mensaje oculto. Simple y llanamente se refieren a la cantidad de años, personas o distancia mencionadas en el texto.
En este significado no hay lugar para la confusión: lo que el número dice es lo que quería decir el autor.
- EL SIMBOLISMO
Un número simbólico es aquel que no indica una cantidad, sino que expresa una idea, un mensaje distinto de él, que lo supera y lo desborda.
No siempre es posible saber por qué tal número significa "tal" cosa. La asociación entre ambas realidades a veces es desconocida. Para nosotros los occidentales esto es difícil de entender, pero los semitas los usaban con toda naturalidad para transmitir ideas, mensajes o claves.
La Biblia no explica nunca qué simboliza cada número, pero los estudiosos han llegado a averiguar algunos de sus simbolismos y han podido aclarar muchos episodios bíblicos.
No todos los números en la Biblia son simbólicos, ante cada cifra tenemos que preguntarnos ¿esta cifra indica cantidad o encierra un mensaje?

- EL MENSAJE (sentido gemátrico).
En las lenguas hebrea y griega las letras tienen un valor numérico. Así el 1 sería la A, el 2 la B, etc.
El número obtenido con la combinación de letras se llama gemátrico. En cada cifra podía haber escondida una palabra. La Biblia trae varios ejemplos de estos números gemátricos.
Por ejemplo: Cuando salieron los israelitas de Egipto dicen que salieron 603.550 hombres, sin contar mujeres y niños, pero si sustituimos las letras de la frase "todos los hijos de Israel" (en hebreo: rs kl bny ysr´l) por sus correspondientes valores numéricos da precisamente 603.550, con lo cual lo que están diciendo es que salieron "todos los hijos de Israel".

Mt 1,17 divide a los antepasados de Jesús en tres series de 14 generaciones cada una. Pero esto es imposible. Mateo sólo pone tres nombres para cubrir los 430 años de esclavitud en Egipto. Lo que ocurrió fue que cogieron el nombre de David (D=4+V=6+D=4=14) Y como se esperaba que el Mesías fuera descendiente de David, el evangelista quiso decir que Jesús es el "triple David", el Mesías total, verdadero descendiente de David.

 Cuando desciframos, aplicamos la numeración adicionando al misterio maravilloso del escudriñamiento de la Escritura. Pero, adviertimos, la Palabra escrita no puede separarse de la Palabra viva. Al compenetrarnos en las cosas que Dios se ha complacido revelar, el lector no podrá ni siquiera comenzar a entender su profundo significado espiritual si no tiene una unión viva y vital con el Hijo de Dios. Sin tener evidencia de haber nacido de nuevo (y mediante ese nuevo nacimiento, recibido la Unción que le enseña todas las cosas), de poco le aprovechará el presente estudio.
  Disuadimos, pues, a quien anda en busca fórmulas cabalísticas para descifrar eventos circunstanciales del futuro y que, por curiosidad morbosa, desea averiguar cosas que pueden o no ocurrir o haber ocurrido, sin que lo guíe el único propósito de que la Palabra sea glorificada, porque la función del número en la Biblia, aunque exhibe patrones recurrentes que de ninguna manera pueden ser resultado del azar, no revela ningún mensaje secreto codificado que no esté claramente aunciado en la Escritura misma.
La comprensión diáfana de la numeración bíblica resulta de inestimable ayuda en la exaltación de Dios, a causa del impacto que produce descubrir una filigrana tan exacta entrelazada en el Texto Sagrado. Mientras éste exhibe la belleza de la santidad de Dios, aquella permite percibir la grandeza de su Autor Exacto.



 El sonido 



El sonido es la impresión producida en el oído por las vibraciones del aire. El tono de la nota musical es más alta o más baja según la rapidez o lentitud de estas vibraciones. Cuando son demasiado lentas, o no suficientemente regulares y continuas como para hacer un sonido musical, lo llamamos ruido.

El número de vibraciones por segundo para cada nota musical es:
 Do     Re     Mi     Fa     Sol     La     Si     Do
264   297   330   352   396    440   495   528
En estas siete notas (la última siendo repetición de la primera) el número de vibraciones de todas las notas y la diferencia entre cada una de ellas es múltiple de 11:

Vibraciones      Múltiple       Diferencia      Múltiple
   264                24 x 11                     -            -         
   297                27 x 11                    33          3 x 11
   330                30 x 11                    33          3 x 11
   352                32 x 11                    22          2 x 11
   396                36 x 11                    44          4 x 11
   440                40 x 11                    44          4 x 11
   495                45 x 11                    55          5 x 11
   528                48 x 11                    33          3 x 11


El oído humano puede captar estas vibraciones hacia el cerebro sólo bajo ciertos límites. Cada oído tiene en sí mismo una especie de diminuto órgano o pequeña arpa contentiva de unas once mil cuerdas (órgano de Corti).
Cuando se produce un sonido, la cuerda correspondiente en esta pequeña arpa vibra en simpatía y envía la impresión al cerebro para que éste lo clasifique y le dé sentido de razón y emoción.


El color 



Así como el sonido es causado por las vibraciones del aire , un escalón más nos lleva al color, el cual es causado por las vibraciones de la luz . Existe una relación entre los dos, de manera tal, que cada color particular corresponde a una nota particular de la escala musical. Hay entonces siete colores que responden a sonidos a siete musicales y son hallados que los sonidos que armonizan entre sí, corresponden con colores que armonizan entre sí. En tanto que la discordancia en los colores corresponde con la disonancia musical.


El siete (tanto en la música como en el color) está dividido en tres y cuatro. Tres son los colores primarios y cuatro los secundarios (de los cuales todos los otros proceden), contestando a los tres sonidos primarios (llamado tricordio) y a los cuatro sonidos secundarios.


El tema es en verdad de difícil comprensión, y no lo trataremos ahora en profundidad, pero se ha dicho lo suficiente para mostrar que en las obras de Dios todo es perfecta armonía, orden y simetría, tanto en designio como en número; y que uno corresponde al otro de una forma real y maravillosa.
Cuando oímos la música; cuando vemos el color, entendemos cuán maravillosa verdad descansa tras las palabras
“El que hizo el oído...
  El que formó el ojo...” (Sal.94.9)        

La gran pregunta ahora es: ¿Hallaremos el mismo fenómeno en la más grande obra de Dios, esto es, en Su Palabra? Porque si allí hallamos la correspondiente perfección en diseño, designio propósito, entonces a través de Ella podremos percibir a su mismo misterioso e invisible Autógrafo y junto con las estrellas del cielo podremos exclamar: “La mano que nos formó es divina”.


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